23. ENTREGA DE TROFEOS


Espero que nadie se ofenda por usar aquí los apodos o motes con que nos conocíamos unos a otros en Anguciana cuando yo era niño. Si por lo que fuera alguien los lee y no le gustan, sólo tiene que decírmelo para cambiarlos por su nombre de pila. Yo los uso porque en muchos casos no sé sus nombres reales, porque a veces me parecen más cariñosos o entrañables y porque son como signos de identidad de aquel nuestro pueblo.

Dicen que la mayoría de los motes del pueblo los solía poner el maestro, don Sixto, y que solía ser más cruel que cariñoso en la invención de los mismos. Pero en fin, el tiempo pasa, y lo que pudieron ser muestras de crueldad de un hombre amargado, con cierta perspectiva tienen hasta su gracia.

Digo todo esto porque a varios de los que aparecen en las fotos que pongo hoy sólo les recuerdo por el mote. No era frecuente que hubiera fotógrafos en los partidos del frontón ni en la entrega de premios, pero en los del verano de 1963 apareció Calleja y nos dejó el recuerdo de estas tres bonitas fotos.

En la primera de ellas posan todos detrás de la pizarra en la que se proclaman los campeones del torneo de verano. El primero por la izquierda es mi pariente José Ignacio (más conocido en el pueblo como “Escolar”), y como no recuerdo haberle visto mucho por el frontón, supongo que está ahí porque fue quien patrocinó los trofeos. A su derecha está “Kaskín” que como se lee en la pizarra, fue el campeón de mano individual. Tenía un juego muy alegre y la sonrisa siempre en la boca. A su derecha está “Trabuquillo”, jugador también muy alegre (ya se le ve también en la sonrisa) y en el centro de la foto, “Pocheto”, que tenía una pegada de pelota muy curiosa, siempre rasa y ajustada a la chapa. De los otros dos pelotaris se me han olvidado los nombres o los motes seguramente porque eran de la categoría juvenil (¿Pedrito “el campesino”, el primero, y Badillo el siguiente….? no sé, no estoy seguro). Bueno y a la derecha del todo, mi padre, el alcalde, con un tupé muy gracioso.

Mis pelotaris favoritos eran los hermanos Salazar, Eduardito y el Chino, pero de ellos no tengo fotos. A ver si alguien tiene y me presta algunas para ponerlos también aquí. Más difícil será conseguir fotos del cura de Villalba o el de Cuzcurrita, que también eran grandes pelotaris y que resultan inolvidables porque solían jugar con la sotana remangada.

Las otras dos fotos que tengo de aquel día muestran el momento de la entrega de trofeos, y a mí, personalmente, se me va la vista, en la una y la otra, hacia el niño y la niña pequeña que en segundo plano participan del aplauso general a los ganadores. Seguramente, porque yo estaría haciendo lo mismo. Aplaudirles con ganas.





(6ab08)