19. EL PUENTE




El pueblo y el río se cruzan y se encuentran en el puente. El de Anguciana está tan bien hecho que parece eterno pero según nos contaba mi padre, su madre lo vio hacer cuando era niña porque les había contado que recordaba haber jugado subiendo y bajando por las cimbras o los propios arcos de piedra antes de que se rellenasen las plementerías y se construyese el tablero. Es decir, que el puente es de la segunda mitad del siglo XIX.

Hace treinta años aún se adivinaba el vado previo en el camino que bajaba de las casas de Oreca, y salía detrás del frontón. En el estiaje aún era usado por algunos tractores que cruzaban el río por ahí, e incluso en una carrera popular que se hizo hace muchos muchos años (y que ganó Andrés, el pequeño de los hijos de Luis Salazar) el circuito pasó por el vado en vez de hacerlo por el puente.

Por casa había una foto muy bonita y antigua del puente y el castillo hecha desde Viñas Viejas (foto con la que llegué a pintar uno de mis pocos óleos), pero no la he encontrado para ponerla aquí. Cuando compramos nuestra primera cámara traté de imitar esa foto e hice la que he puesto arriba, pero no me salió tan bien. Para compensar tengo esta otra hecha en invierno en la que se ven limpiamente sus cinco arcos y una parte del gran tramo ciego que va hacia el pueblo. Es (o era) una hermosura de puente. Y digo era, porque los dos ensanchamientos sucesivos del tablero y sus correspondientes cambios de barandillas lo han desvirtuado mucho.

En la entrada 10, El Castillo, ya puse una foto hecha desde el lado de Oreca en que se ven sus antiguas y hermosas barandillas de piedra. Desde el mismo punto, tengo también esta otra fotocopia de una foto de la exposición de 1993 en la que sólo soy capaz de reconocer a Paca y a Martín. (¿Es María, la mujer de Poli, la que está a la izquierda? No sé, ya me iréis diciendo).



De una nevada en las navidades de 1970 tengo también otras dos fotos del puente muy bonitas que hice yo mismo y que pongo a continuación. El puente, aún sin aceras, era un lugar estrecho donde coches y personas se tenían que cruzar y respetar, pero con esa nevada aparece mucho más calmado que nunca.

Se nos ocurrió hacer un muñeco de nieve al otro lado del puente y para allá nos fuimos toda la familia. Mi hermana Pili, en primer lugar, lleva bajo el brazo un sombrero de copa, y mi hermano Alberto, una escoba para adornarlo convenientemente. Junto a él puede verse a mi hermano Ricardo con una gran bufanda, y al fondo, mi tía Pilar y mi madre. En todo caso y aunque salgan personas en las fotos, mi intención es que los protagonistas de este blog sean los lugares y no las personas, y por eso reclamo la atención del visitante hacia ese hermoso lugar que era el puente de Anguciana.




(1ab2018)